La batalla de Ahzab fue uno de los acontecimientos más importantes en la historia del Islam, una guerra que en realidad fue un punto de inflexión en el desarrollo del Islam y trastornó el equilibrio de poder entre el Islam y la incredulidad a favor de los musulmanes. La victoria de los musulmanes en esta batalla fue una clave para grandes victorias en el futuro ya que, la espalda del enemigo se rompió después de esta batalla, y ellos no pudieron hacer nada importante después de eso. [1]
La Sura Al-Ahzab fue revelada después de la historia de la Batalla de Ahzab y al menos 17 versículos de esta sura hablan de esta guerra y nos dan consejos y lecciones acerca de esta batalla y sus resultados. [2] Según las fuentes históricas, esta batalla tuvo lugar el 17 del mes de Shawwal.
Un vistazo a la batalla de Ahzab
Como sugiere su nombre, la Batalla de Ahzab fue una guerra total por parte de los enemigos del Islam y varios grupos cuyos intereses ilegítimos estaban en peligro por el progreso de esta religión.
La primera chispa de la guerra fue encendida por un grupo de judíos de la tribu de "Bani Nazir" que llegaron a La Meca y alentaron a los árabes paganos de la tribu de "Quraysh" a luchar con el Profeta (PBD) y les prometieron que estarían a su lado hasta el último aliento. Luego fueron a la tribu "Qatfan" y los prepararon para la guerra contra los musulmanes.
Estas tribus también invitaron a sus aliados como "Bani Asad" y "Bani Salim", y debido a que todos sintieron el peligro, unieron sus manos para vencer a los musulmanes y erradicar el Islam para siempre. Ellos planearon matar al Profeta (PBD) y a los musulmanes, saquear Medina y apagar la luz del Islam.
Los musulmanes, que se vieron frente a este enorme grupo, por orden del Profeta (PBD) se reunieron para consultar e intercambiar opiniones. En primer lugar, con la sugerencia de Salman Farsi, cavaron una fosa alrededor de Medina para que el enemigo no pudiera atravesarla fácilmente y atacar la ciudad. Es por esta razón, que uno de los nombres de esta guerra es la batalla de Jandaq (fosa).
Fueron momentos muy difíciles y peligrosos para los musulmanes. Los hipócritas se habían infiltrado entre el ejército del Islam para sabotear, y una gran multitud del enemigo se había enfrentado a un pequeño ejército de musulmanes. El número del ejército de los incrédulos era de diez mil, y el ejército del Islam contaba con tan solo tres mil personas. El poder de los enemigos en términos de equipamiento de guerra y provisión de los medios necesarios, no fue comparable con los pocos medios que los musulmanes tenían a su disposición.
Pero a pesar de todo esto, Dios quiso darle el último golpe al cuerpo de la incredulidad en esta batalla, distinguir las filas de los hipócritas de las filas de los musulmanes, revelar la verdadera cara de los conspiradores y probar severamente a los verdaderos musulmanes.
Finalmente, esta batalla terminó con la victoria de los musulmanes, ya que empezó una fuerte tormenta por orden de Dios y destruyó las tiendas e instalaciones del campamento de los incrédulos, y esto infundió un gran terror en sus corazones. Se ha narrado que en esta batalla Dios envió fuerzas invisibles de ángeles para ayudar a los musulmanes.
También, el combate del Comandante de los Creyentes, el Imam Ali (P) con Amr Ibn Abd Wad y la derrota de este campeón del ejército de los incrédulos dio lugar a que los politeístas huyeran sin poder hacer nada. La Batalla de Ahzab tuvo lugar en el quin to año de la Hégira. [3]
Un ejemplo perfecto del Yihad defensivo
Todas las leyes de las religiones celestiales y humanas dan el derecho de defenderse a una persona o a una comunidad que ha sido invadida por un grupo opresor para que utilice lo que tiene en su poder para preservar su existencia. En el Islam, este tipo de guerra se llama el Yihad defensivo.
La Batalla de Ahzab ha tenido un aspecto defensivo; [4] Porque los iniciadores de la guerra fueron los incrédulos y los politeístas. Ellos se trasladaron desde diferentes partes de la tierra de Hiyaz a Medina bajo el mando de los politeístas de La Meca y sitiaron esa ciudad. Los musulmanes tenían que defender sus vidas, sus propiedades, su honor y sus creencias. Los enemigos armados hasta los dientes, pretendían matar al Profeta del Islam (PBD) y a todos los musulmanes, y luego iban a capturar a sus mujeres y niños y destruir Medina.[5]
La consulta del Profeta (PBD) con la gente
La consulta y referirse a las ideas de la nación es una de las cuestiones sociales que juega un papel importante en el destino de una comunidad o un país, [6] incluso en la historia del Profeta (PBD) se ha mencionado que él a veces consultaba con sus compañeros y respetaba sus opiniones. [7]
Por ejemplo, en la batalla de Jandaq, el Profeta (PBD) consultó con los musulmanes acerca de quedarse en Medina o salir a luchar fuera de Medina; Aquí, había una diferencia de opinión entre los compañeros del Profeta (PBD). Un grupo le sugería al Profeta (PBD) salir de Medina, pero Salman Farsi dijo: “Cuando nosotros teníamos miedo de los jinetes del enemigo, cavábamos fosas alrededor de la ciudad. Oh Mensajero de Dios, ¿nos permites cavar una fosa alrededor de Medina?” La propuesta de Salman fue aceptada por la mayoría de los musulmanes y ellos prefirieron cavar una fosa y el Profeta (PBD) la aceptó. [8]
Antes de esto, en la batalla de Uhud, el Profeta (PBD) hizo lo mismo y se reunió con sus compañeros para hablar con respecto a cómo enfrentar al enemigo. La opinión del Profeta (PBD) y algunos musulmanes era tomar una posición defensiva dentro de Medina, pero la mayoría de los musulmanes pensaban que era mejor enfrentarse con el enemigo fuera de la ciudad. El Profeta (PBD) respetó la opinión de la mayoría y salió de la ciudad para luchar contra los politeístas. Después de la batalla, que resultó en la caída de muchos musulmanes, algunas personas pensaron que desobedecer al Profeta (PBD) causó la derrota y que él ya no debería consultar con los musulmanes. Por esta razón, el versículo 159 de la Sura Ale ‘Imran fue revelado para responder a esta forma de pensar y ordenó al Profeta (PBD) que consultara con ellos sobre estos asuntos:
"Y fue por una misericordia de Dios, que fuiste (oh Profeta) blando con ellos; pues si hubieras sido áspero, de corazón duro, se habrían dispersado de tu alrededor. Así pues, perdónalos, y pide perdón por ellos y consúltales en las decisiones, y cuando hayas decidido encomiéndate a Dios. Ciertamente Dios ama a los que ponen su confianza en Él" (ver: Sura Ale ‘Imran, versículo 159)
El límite de la consulta en el Islam
Los exégetas consideran la consulta del Profeta (PBD) con el pueblo sólo en los asuntos públicos y ejecutivos de la sociedad, [28] no en los asuntos relacionados con la legislación. [29] Porque estas reglas provienen de la Revelación, y se extraen del Corán y la autoridad legislativa de Dios. [30]
La aleya 159 de la Sura Ale ‘Imran no es para darles autoridad a los participantes de la consulta para legislar alguna ley del Islam. El Profeta (PBD) nunca consultaba con la gente sobre la legislación para decidir sobre los decretos divinos, sino que en estos asuntos, todos los musulmanes estaban sometidos a la ley de Dios. La consulta solo se realizaba con respecto a la ejecución de las órdenes de Dios y la forma de implementar los decretos divinos, y el Profeta (PBD) sólo buscaba la opinión de los musulmanes sobre la forma de implementar las leyes. [31]
Los sabios musulmanes y exégetas del Corán consideran inválida la consulta para decidir sobre asuntos como el califato. Porque según ellos, Dios ha enviado un decreto especial sobre este tema, y con el nombramiento del sucesor y califa del Profeta (PBD) a través de la Revelación divina, no queda lugar para la consulta. [32] Por ejemplo, cuando existe un decreto explícito en cuanto al califato del Imam Ali (P), el consejo de Saqifa en el cual Abu Bakr fue elegido como califa, no tiene ninguna legitimidad.
Gestión de crisis
Quienes estudian la historia de la guerra de Ahzab, saben muy bien que en esta batalla existía una grave desigualdad entre los musulmanes y sus enemigos, ya que los incrédulos habían sitiado Medina de tal manera que la caída de Medina parecía inevitable y la situación se había vuelto difícil para los musulmanes que, según el Corán, los ojos de los musulmanes quedaron deslumbrados por el terror y los corazones estaban a punto de llegar a la garganta. [9]
Pero el Profeta Muhammad (PBD) este gran capitán del arca del Islam, cuando su barco quedó atrapado en las más severas tormentas, no mostró ni la más mínima debilidad, al contrario, él condujo el barco con paz y consuelo para los pasajeros.
Se ha narrado que en esta batalla, él, junto con otros creyentes, tomó un pico para cavar la fosa. Él mismo recogía la tierra con una pala y la sacaba de la fosa con un recipiente. Animaba a los creyentes, les recordaba a Dios y les prometía un futuro brillante con triunfos y conquistas grandes.
Advertía contra la conspiración de los hipócritas. No descuidaba ni por un momento la correcta formación de batalla y la elección de los mejores métodos militares. [10]
De hecho, si pensamos en la historia de la Batalla de Ahzab y la cuestión de cavar esa enorme fosa alrededor de Medina en un corto período de tiempo y con medios muy primitivos nos damos cuenta de la gestión del Profeta del Islam (PBD) en este acontecimiento. [11]
La Batalla de Ahzab, una prueba para los creyentes
La Batalla de Ahzab fue una prueba extraña para todos los musulmanes y para aquellos que afirmaban el Islam, así como para aquellos que a veces reclamaban neutralidad y cooperaban con los enemigos del Islam.
En esta batalla, se revelaron las verdaderas posiciones de los tres grupos de creyentes, creyentes débiles e hipócritas. La tormenta del incidente fue tan intensa que nadie pudo ocultar lo que tenía en el corazón, y los secretos que en condiciones normales habría tardado muchos años en descubrirse, salió a la luz en menos de un mes. [12]
Un grupo estaba preocupado por su hogar y pensaba en escapar. Un grupo estaba tratando de evitar a otros del Yihad, y un grupo estaba tratando de fortalecer su alianza con los hipócritas. [14] Es obvio que personas que son tan débiles en fe, no estaban listas para luchar con el enemigo ni para ser martirizadas en el camino de Dios. [15]
Los musulmanes estaban en una seria amenaza; por un lado estaban preocupados por sus familiares que estaban dentro de Medina, porque la ciudad no estaba a salvo del peligro de los judíos, y por otro lado tuvieron que enfrentarse con los guerreros del enemigo que pasaban la fosa de vez en cuando. El Sagrado Corán ha descrito el miedo de los musulmanes y su duda acerca de las promesas de Dios en la Sura al-Ahzab. El miedo era tan profundo que un hipócrita, dijo “Muhammad nos prometió la conquista de los palacios de Cosroes y César; pero ahora nadie se atreve a salir, incluso para hacer sus necesidades”.[16]
A diferencia de los hipócritas y los creyentes débiles que eran sacudidos por la tormenta de los acontecimientos hacia cualquier lado, los creyentes al observar la multitud del enemigo, se dieron cuenta de la verdad de la prueba de Dios. [17] Por lo tanto, se mantuvieron firmes, de tal manera que el Corán dice sobre algunos de ellos:
“Entre los creyentes hay hombres que cumplen lo que han prometido a Dios. Entre ellos hay quienes ya han cumplido su promesa (alcanzando el martirio) y hay otros que aun esperan y no han cambiado en absoluto.” [18]
Toda la fe contra toda la incredulidad
La Batalla de Ahzab, como su nombre indica, fue una batalla en la que las diferentes tribus y grupos de los enemigos del Islam se unieron para erradicar el Islam. [20]
Esta guerra fue el último esfuerzo y la última flecha de los incrédulos y politeístas contra el Islam, por eso, cuando el mayor héroe del enemigo, ‘Amr Ibn Abduwad, se enfrentó al Comandante de los creyentes, Alí Ibn Abi Talib (P), el Profeta (PBD), dijo: “Todo el Islam se ha enfrentado a toda la incredulidad”. [21]
En esta guerra, 'Amr ibn Abduwad, un prominente guerrero por su gran valentía, que la gente lo consideraba igual que mil guerreros en términos de su fuerza, saltó al otro lado de la fosa junto con algunos otros guerreros. Inmediatamente, el Imam Alí (P) y algunos otros musulmanes bloquearon su vía y no les dejaron avanzar. 'Amr ibn Abduwad fue herido en la batalla de Badr, y ya estaba lo suficientemente listo para vengarse, y entonces empezó a desafiar a los musulmanes.
A pesar de que el Imam Alí (P) se ofreció como voluntario para combatir con él, el Profeta (PBD) no lo permitió en primer lugar, esperando que alguien más se levantase para luchar contra él. Pero nadie se atrevió a luchar contra 'Amr debido al miedo. Como esta condición se prolongó, 'Amr anunció con orgullo que no hay nadie entre los musulmanes que pueda combatirlo. Finalmente, el Profeta (PBD) le dio el permiso al Imam Alí (P), y el Imam (P) se preparó para comenzar el combate. El Profeta (PBD) puso su turbante en la cabeza del Imam Alí (P), le dio su espada a él y lo envió a la batalla. El Imam Alí (P) avanzó hacia 'Amr y le dijo que aceptase el Islam o que abandonase el combate. 'Amr rechazó ambas sugerencias, por lo tanto, un combate muy duro tuvo lugar entre ellos, en el que el Imam Alí (P) logró vencer a 'Amr ibn Abduwad y matarlo con un golpe de espada.[22]
La valentía del Imam Alí (P) en el combate con 'Amr ibn Abduwad tuvo una gran influencia en el triunfo del ejército del Islam sobre los infieles. Al respecto, dijo el Profeta (PBD):
"El golpe de Alí (P) el día de la batalla de Ahzab fue superior a la adoración de todos los humanos y genios". [23]
En otro hadiz él afirmó: "El combate de Alí (P) con 'Amr es mejor que todas las buenas acciones de mi comunidad hasta el Día del Juicio”, porque la valentía y el Yihad del Imam Ali, (P) en esta batalla, salvó al Islam. [24]
Resultados de la batalla y el triunfo de los musulmanes
El asedio de Medina continuó 15 días. Durante este período, no sucedió una guerra total a excepción de algunos combates parciales y lanzamientos de flechas. Esta batalla terminó sin necesidad de un conflicto a gran escala y los creyentes triunfaron [25] sin que sufrieran muchas pérdidas. [26]
La retirada de los politeístas en la guerra de Ahzab debilitó a los enemigos del Islam; ya que después de esta batalla, ellos no lograron reorganizar su ejército para luchar contra los musulmanes. Por otro lado, este triunfo fortaleció el Gobierno Islámico en Medina. Tras la muerte de ‘Amr a manos del Imam Alí (P) y después de la derrota de los politeístas, el Profeta del Islam (PBD) dijo: "Desde ahora, nosotros luchamos contra ellos, y ellos no luchan contra nosotros”.
Esta batalla también resultó en revelar la verdadera cara de los hipócritas entre los musulmanes y preparo el terreno para la purificación de Medina del mal de los judíos de Bani Quraizah quienes habían traicionado a los musulmanes. [27]
Referencias
[1] Tafsir Nemune, volumen 17, página 216.
[2] El Mensaje del Corán, Volumen 4, Página 2.
[3] Tafsir Nemune, vol. 17, página 218.
[4] Tafsir Nemune, vol. 2, página 28.
[5] Ayin Rahmat, página 68.
[6] Mensaje del Corán, vol. 10, página 95.
[7] Ibíd., página 97.
[8] Maqazi Waqidi, vol. 1, página 444; (Mensaje del Corán, vol. 10, página 97.
[9] Ver: Sura al-Ahzab, versículos 10 y 11; (El Mensaje del Corán, Volumen 8, Página 347).
[10] Tafsir Nemune, volumen 17, página 242.
[11] Ibn Hisham, vol. 3, página 224 en adelante.
[12] Tafsir Nemune, vol. 17, página 253.
[14] Tafsir Nemune, vol. 17, página 225.
[15] El rostro de los hipócritas en el Corán según el libro de Tafsir Nemune, página 145.
[16] Ya’qubi, tomo 2, pág. 51; Tabari, tomo 2, pág. 572.
[17] Tafsir Nemune, vol. 17, página 244.
[18] Ver: Sura al-Ahzab, versículo 23; (Tafsir Nemune, vol. 17, página 245).
[19] El rostro de los hipócritas en el Corán según el libro de Tafsir Nemune, página 141.
[20] Tafsir Nemune, vol. 17, página 250.
[21] Bihar al-Anwar, vol. 20, página 215; (Tafsir Nemune, vol. 17, página 250).
[22] Waqidi, tomo 2, págs. 470-471; Ibn Hisham, tomo 3, pág. 234-237; Tabari, tomo 2, págs. 573-574.
[23] Bihar al-Anwar, vol. 39, página 2.
[24] Los juramentos del Corán, página 308.
[25] Ver: Sura Ahzab, versículo 25; (Tafsir Nemune, vol. 17, página 249).
[26] Tafsir Nemune, volumen 17, página 217.
[27] Ibíd., página 263.
[28] Tabatabai, Al-Mizan, 1390 H, vol.4, p.57.
[29] Musavi Sabzevari, Mawahib al Rahman, 1409 H, vol.7, p.8.
[30] Tabatabai, Al-Mizan, 1390 H, vol.4, p.57; Makarem Shirazi, Tafsir Nemune, 1371, volumen 20, página 463.
[31] Rashidreza, Tafsir al-Manar, 1935, vol. 4, página 200.
[32] Sadeqi Tehrani, al-Furqan, 1365, vol.6, págs. 61-62; Makarem Shirazi, Payam Qur’an, 1386, vol.10, p.89.